Como podólogos, profesionales de la sanidad, promovemos la salud de los pacientes en general y el cuidado de los pies en particular, es una función básica que debe regir la actividad diaria, y que no debemos perder de vista, independientemente de la edad o condición de aquellos que sean eventualmente objeto de nuestros tratamientos.
Esta atención nos marcará la necesidad de desarrollar nuestra actividad en diferentes ámbitos como ortopodologico, quiropodia, Pie de riesgo o diabético y quirúrgico, todos ellos encaminados a potenciar el cuidado de los pies.
Destacar que factores como la edad o el estrato social determinan de inicio la relación entre paciente y podólogo. Como no, el tipo de calzado, la actividad laboral o de ocio condicionarán diferentes niveles de atención sanitaria derivados de las distintas patologías generadas por estos factores, y que habitualmente no excederán de una visita al año.
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La posibilidad de incidir en las patologías mas frecuentes nos permite también, de manera muy clara, potenciar nuestro objetivo como profesionales, al resolver aquellas dolencias que por su elevada frecuencia afectan a un número mayor de pacientes, como son dolor, heridas, ulceras…
Una vez tenemos la información correspondiente a la incidencia de las patologías y su frecuencia, su afectación a diferentes grupos de población, la respuesta que tal vez de manera diferencial dan a las mismas, nos permitirá elaborar unos indicadores que pueden ayudar a mejorar nuestra respuesta como profesionales ante los pacientes y proponer medidas que contribuyan al cuidado de los pies.
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